Revisionismo

Hacen una entrevista a Adolfo Suárez y queda ésta guardada para no se sabe qué. Años después, era la cosa tan de cajón como ese en el que estaba oculta la cinta, sale a luz y el personal tertuliano/columnista se rasga las vestiduras porque el político afirma algo que tiene su lógica y el más elemental sentido común, que al rey se le metió de rondón en la ley que abría las puertas, mediante referéndum, a una democracia-y monarquía, claro-parlamentaria. La razón era que no se tenía muy claro que podía pasar si el pueblo elegía entre monarquía y república, yendo Suárez más allá al afirmar que manejaba encuestas que decantaban la cosa a favor de la opción republicana.

Algo tan ajustado al contexto histórico y político es interpretado por los apologetas de la Transición como un revisionismo, otro más de ese período tan glorioso y que hasta aquí nos ha traído. Afirman también que así se cuestiona la institución de la monarquía, como si ésta no hubiese sido refrendada dos años después de aquella consulta con la aprobación de la Constitución. Los más orates e incontinentes del selecto grupo tertulianés se preguntan si por esas fechas no estaba ya Suárez gravemente enfermo, soslayando la lucidez del político, que para soltar una información desconocida hasta entonces se tapa el micrófono. Como el tonto con el dedo y la luna, ante una primicia periodística ellos ven una revisión de la Historia. Son tontos, no hay más.