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lunes, 31 de octubre de 2016

Sangre, sudor y lágrimas



Ley 1/1977, de 4 de enero, para la Reforma Política.

He ahí, en ese breve texto legal de las Cortes franquistas, la sangre, el sudor y las lágrimas que según el señor Hernando ha vertido el PSOE para que el señor Rufián pueda decir sus estupideces en la sede de la soberanía nacional. Ahora, aplaudan todos, por favor.

jueves, 27 de octubre de 2016

El Cansino



Hay en Pablo Iglesias-Chepito para los amigos-un aire de pesado que recuerda mucho a ese entrañable personaje de José Mota que es el Cansino Histórico. Sube el hombre a la tribuna de la plebe y, sin venir a cuento en una sesión de investidura, inicia su discurso homenajeando a las Brigadas Internacionales, esos voluntarios que, según él, vinieron a España a luchar contra el fascismo. Es Iglesias-Chepito para los amigos-como esos tontos que llaman a la radio y acaban siempre con la misma pregunta dirigida al presentador: ¿puedo saludar? ¿sí?, pues saludo a las Brigadas Internacionales, a Nicolás Maduro, a la fofa Colau y al bedel de la Complutense que me traía el café con leche a mi despacho. Sólo que nuestro particular cansino no pide permiso a quien modera el debate, para qué, pues como buen revolucionario tiene claro que ciertas cosas no se piden sino que se toman, y si es por la fuerza, mejor.

Pero como además de cansino, insistimos, es tonto, no tiene reparo en invocar la palabra patria para justificar sus sandeces, aunque acto seguido se pone al servicio de aquellos que buscan la aniquilación de la única patria que él ha conocido y que religiosamente le paga la generosa nómina que le corresponde como representante de sí mismo. Seguir desbrozando su discurso es una pérdida de tiempo que sólo compensa a los que cobran por ello, ya sean detractores o devotos de esta joya que nos ha dejado un régimen en descomposición. Así que habrá que decirle lo que el Cansino Histórico terminaba siempre por largar a todos aquellos célebres personajes a los que daba la brasa: vaya usted a mierda.

martes, 25 de octubre de 2016

Justicia para todos



Asistimos estos días a dos episodios que demuestran, solo en apariencia, el odio y el amor por España, y más concretamente por la justicia española. Un concejal separatista-indiferente el partido al que pertenezca porque en Cataluña casi todos los concejales quieren la separación-se niega a comparecer ante un tribunal español, alegando que no reconoce  a dicho Estado ni a su autoridad sobre sus ciudadanos; a la vez, un psicópata brasileño, y descuartizador en sus ratos libres, se entrega a las autoridades españolas para purgar aquí su pena de una manera más cómoda y segura que en su país. El segundo entiende que en Brasil, con esas prisiones y el crimen cometido, es hombre muerto; el primero sabe que su insumisión no tiene castigo añadido y lo convierte en un héroe entre los suyos. Pero uno y otro tienen una cosa en común, pues las apariencias engañan: son devotos, por su blandenguería, de la justicia española. 

domingo, 23 de octubre de 2016

En sus manos



Recibo un correo electrónico que a modo de publicidad engañosa y no solicitada me dice que antes de imprimir el mensaje me asegure de que es necesario hacerlo, y a modo de conclusión, que el medio ambiente está en nuestras manos. Falso: el medio ambiente está en manos del gobierno. Como lo está nuestra salud o la falta de ella, nuestro dinero o ruina, nuestras pensiones, nuestra factura de la luz, nuestros coches y motos y sus radares, nuestras calles inundadas de ciclistas, nuestros hijos y su educación, nuestros teléfonos y correos, nuestros exabruptos en las redes sociales, nuestra interpretación de la historia, nuestra iconoclastia e indiferencia…todo está en manos del gobierno, aunque sea en funciones, menos nuestra libertad. Porque ya no nos queda un ápice de ella. Era el contrato social, subnormal, de ahí que ya nadie se queje, aunque todavía los hay que se preocupan por un árbol.

miércoles, 19 de octubre de 2016

El équite invicto



La última idea, y brillante, del alcalde de Barcelona, y siempre con la colaboración de ese fiel escudero que es Pisarello, ha sido montar una performance en el mercado del Borne con una escultura ecuestre de un Franco sin cabeza. La iniciativa no ha resultado del agrado de muchos barceloneses que no han captado el alcance esta gracieta que tiene que ver, cómo no, con la histórica memoria. De hecho, y si era por revitalizar el pasado, los enfrentamientos entre partidarios y detractores de la exposición recordaban mucho a la batalla entre anarquistas y comunistas en mayo de 1937 mientras el general hoy sin cabeza iba ganando la guerra en aquel Burgos triunfal.  

Y triunfó en el Borne la indignación. Así, el primer día, una jovencita con pinta de ágrafa de la ESO que no entendía el mensaje de la obra, lanzaba indignada huevos contra el équite descabezado a la vez que decía  ¡a ver si tenéis cojones de hacerle esto a los vascos!  Clara muestra de que para muchos catalanes los vascos son los que de verdad tienen cojones, no como ellos. Otros, los típicos cumbayás de la CUP, coreaban la consigna perroflautesca de ¡fora feixistes dels nostres barris! Como si la escultura tuviera vida, pero sobre todo orejas para escuchar. Pero era una mujer de mediana edad la que mejor resumía la indignación: esto nos trae a la memoria nuestros peores fantasmas. He ahí la clave: el fantasma freudiano, la traición del subconsciente de una ciudad que agasajó a Franco cada vez que éste se dejaba caer por Barcelona. La frustración de  no haber matado al padre con violencia y  permitir que muriese en la cama una vez recibida la extremaunción de un cura que quizá-vaya usted a saber-hasta era catalán. Por eso la falta de huevos de entonces se torna en el exceso de ahora, esos que con poca memoria se lanzan contra el antaño Invicto. 

lunes, 17 de octubre de 2016

Sumarísimo



Coincidiendo con los fastos del ajusticiamiento de Companys, el presidente catalán ha anunciado que su parlamento está a punto de aprobar una ley que anulará los juicios sumarísimos del franquismo sin necesidad de esperar a ser un estado independiente. Al margen del disparate jurídico, esto es otro brindis al sol, una catalanada más de una banda de payasos financiada por Madrit, porque nadie debe engañarse al respecto, esto lo paga el gobierno del Estado con el dinero de un señor de Murcia y otro de Soria. Porque a fin de cuentas, ¿qué se pretende si se anula uno de esos juicios? Pues que las víctimas de tamaña injusticia, sus herederos en la mayoría de casos, sean indemnizados con el vil metal, que las penas con pan son menos. ¿Y qué paga esto? Lógicamente España, pues su estado es heredero del franquismo, que eso lo saben hasta Mas y Rufián y así lo van pregonando sin justificarlo demasiado. Pero sobre todo lo sabe Montoro, que, insistimos, es el que financia esta martingala y al que algún día habrá que hacer un sumarísimo. 

jueves, 13 de octubre de 2016

La ciudad sin ley



El problema de este país no es que la ley sea dura o blanda sino que no existe, que no se cumple, sin más. Un juez ordena que un ayuntamiento no abra en día festivo y un concejal incumple el mandato judicial, con la liturgia de romper la orden ante las cámaras, y no pasa nada. Esto ocurre en Badalona, un lugar que parece ser la expresión más absoluta de democracia popular: se unieron todos contra el PP, que había barrido en las municipales, y ahora rematan la faena desobedeciendo a un juez, porque el vulgo está muy por encima de un señor que lo único que ha hecho es aprobar una oposición. ¡Pero la justicia emana del pueblo!, dirán los ilusos que invocan la Constitución. Exacto: el pueblo de Badalona imparte la justicia día a día, incluidos los festivos, a través de sus próceres municipales. Frente al imperio de la ley, otra forma de fascismo, el pueblo soberano. Y variado.

lunes, 10 de octubre de 2016

La tieta



Días atrás comentábamos por aquí la anécdota de la diputada Gabriel de la CUP, ese momento maravilloso en el que la prócer catalana se lleva la mano a la axila-sobaco sería más correcto en su caso-para después acercarla a la nariz y evaluar el efluvio. Movido por la curiosidad, indagué en la vida de la señora y descubrí otra anécdota que tampoco tiene desperdicio: pese a que Gabriel odia a la familia y apuesta porque los niños se eduquen en una tribu, tiene una sobrina a la que adora, por eso hace poco le regaló una copa menstrual como alternativa a tampones y compresas. Todo muy entrañable. Queda la duda de si la tieta usa también estos artefactos o se limita-consejos vendo que para mí no tengo-a endosarlos a los demás. En cualquier caso, hay algo obsceno en todas estas gentes que nos ha dejado el diluvio de la crisis, pero también amargo: no regalan libros, perfumes o vestidos, felicidad en sus múltiples formas, ¡sino copas menstruales!  Decía Lafargue que al día siguiente de la revolución habría que pensar en divertirse. Llegado ese día de gloria, estas gentes de la CUP deberán pensar también en aseares. Un poco, al menos, pues no deja de ser una muestra de felicidad.

jueves, 6 de octubre de 2016

Viejas y nuevas pensiones



De todos los argumentos contra una hipotética independencia de Cataluña los más penosos, aunque algunos sean ciertos y estén bien fundamentados, son aquellos que invocan razones económicas. Si solo el vil metal es la razón para que aquellos catalanes que todavía no se han enganchado al tren del separatismo se lo piensen un poco, apaga y vámonos. Más deberían pesar razones históricas, sociológicas, culturales y sentimentales. Pero no parece que el discurso vaya por ahí.

En esa tesitura, se afirma que una Cataluña independiente no podría pagar las pensiones de sus clases pasivas. A este respecto, el diputado popular Albiol llega incluso a evaluar el dinero que haría falta para buscar un punto de equilibrio. Y lo hace en respuesta al presidente autonómico, el rebelde Puigdemont, quien afirma que la independencia es la solución para garantizar las pensiones, haciéndose así eco de aquello que se viene afirmado desde hace ya años, que no es otra cosa que la quiebra del sistema público de pensiones en un futuro no muy lejano.

Pues por una vez y sin que sirva de precedente, este tipo con apellido de fuet, y más aprovechategui que aquellos vascos de Arzalluz, tiene razón. Veamos: si Cataluña se independiza mañana, hipótesis nada desdeñable si el garante de la unidad de la patria es Rajoy, los pensionistas que cobren una pensión en ese nuevo estado catalán la tienen garantizada, sigan residiendo en el nuevo estado  o se vayan a lo que quede de España, por la sencilla razón de que esa paga es un derecho adquirido que nadie les podrá negar. Es decir, el nuevo estado catalán no deberá hacer frente a ninguna pensión que ya esté reconocida, por eso Puigdemont dice que la independencia es la solución para las pensiones. Obviamente, es la solución para aquellas que ya esté pagando España y que deberá seguir pagando, o recortando si la caja quiebra: una carga menos, porque el año uno de la independencia, ¿a qué pensiones deberá hacer frente ese nuevo estado con cargo a sus arcas? Ninguna. ¿Y las futuras pensiones de aquellos catalanes que se queden en una Cataluña independiente y que vayan cotizando a la caja catalana? Ya se legislará al respecto, deja caer el presidente rebelde. Y pasarán años, piensa el hombre pero no lo dice, hasta que se deba pagar la primera, siempre que no se impone un sistema privado,que al paso que vamos es lo más razonable. Ahí está el negocio y la solución al problema. En todo caso, su pensión, con independencia o sin ella, está garantizada. En eso no hay conflicto.

lunes, 3 de octubre de 2016

Tras el naufragio



De todo el espectáculo ofrecido este fin de semana por la gran familia socialista, me quedo con esa presencia policial en la calle Ferraz para evitar que la sangre llegase al río. El partido de los ciento y pico años de honradez custodiado como vulgares ultrasur, el desastre con visos de acabar en una comisaría y el odio acumulado que durante un rato, solo un rato, se repartió entre los allí reunidos y a los que estaban en la calle, sin que salpicara, al menos en apariencia, al PP y a la derecha, que no son lo mismo ni mucho menos. Confieso que fueron horas en las que se alojaron en mí sentimientos encontrados: por un lado, el gozo de ver a un partido nefasto para la historia de este país a punto de reventar, pero por otro, ver que se esfumaba esa placentera, irrepetible sensación de vivir sin gobierno, o hacerlo con uno en funciones, que siempre está mucho más limitado para molestar al ciudadano. Dicen que el naufragio socialista acabó en una gestora; por el contrario, mis sentimientos siguen peleándose.