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jueves, 30 de abril de 2015

Sumisión



Pasó el misántropo Houllebecq por Barcelona para presentar su última obra de política-ficción, o quizá no tan ficticia, pues no sería nada extraño ver un presidente musulmán en la Francia del año 2022, sobre todo si es mediante una alianza de todos los partidos morigerados contra el Frente Nacional. La novela, asociada al malditismo del autor, llegó a las librería francesas el mismo día que unos islamistas arrasaban la redacción de Charlie Hebdo, y aquí la tenemos ya, presentada entre grandes medidas de seguridad, lo que sin duda anima el decadente ambiente de la ciudad. Como es tradición en el padre de la criatura, esta sátira implacable no dejará títere con cabeza ni indiferente a nadie: si es profética, el tiempo, cómo no, lo dirá, pero no parece un disparate el escenario que plantea.

martes, 28 de abril de 2015

Vamos, que nos vamos



Así, un poco en plan que se joda el sargento, que no como rancho, el actor Carmelo Gómez anuncia que deja el cine porque se siente humillado por los gobiernos de derechas. El verdadero impacto de la noticia no es que el tal Carmelo deje su modus vivendi habitual, que ahí tenemos a Goytisolo afirmando que nunca aceptaría el premio Cervantes para llevárselo crudo uno años después, sino descubrir que este país ha disfrutado de varios gobiernos de derechas, así, de una tacada, sucediéndose los unos a los otros. Y Mariano creyendo, trabajando con ahínco, que su obra excelsa era el centro donde no caben liberales ni tampoco conservadores. 

Pero no es lo peor esa huida, que a los que pasamos del cine español nos importa poco, el drama es que el tal Gómez exija una nueva constitución, que dado el talante político del promotor sería una de esas cartas magnas que contemplan más obligaciones que derechos. De tal guisa, sería obligatorio para todos los españoles y extranjeros en situación legal e ilegal, que no se hable de discriminación, acudir al cine más cercano a su domicilio cada vez que se proyectase una película española. Para eso nos quedamos como estamos, con la tonta del 78, la misma que ya contempla la función social de la propiedad y la herencia y otras zarandajas. Acabáramos.

domingo, 26 de abril de 2015

De los principios



Decía un marxista, Groucho, que nunca pertenecería un club que admitiese a gente como él. Otro marxista, Goytisolo, recoge un premio más que bien dotado que años atrás aseguró no querer jamás. Pero como Groucho, la izquierda exquisita tiene principios a gustos del consumidor: si no gustan, hay más. Pobre Cervantes. Pero sobre todo pobre política cultural de este gobierno, un páramo al gusto del morigerado Wert y su escudero Lassalle y con el monarca como maestro de ceremonias. Hasta el año que viene, que puede ser peor.

jueves, 23 de abril de 2015

El podio




El Ayuntamiento de Valencia ha decidido por unanimidad retirar a Francisco Franco la Medalla de Oro de la ciudad. Desde aquí, y por aquello de a rey muerto, rey puesto, proponemos tres candidatos alternativos a tan alto honor en las categorías de oro, plata y bronce.

martes, 21 de abril de 2015

Odia el delito



Si antes lo decimos...Un niño de trece años mata a un profesor y deja heridas a cuatro personas más y, para sorpresa de propios y extraños, es reducido, sin que pueda llegar a consumar la única salida honrosa que le quedaba, que era el suicidio. Porque en este caso, y dado que no cabe la intervención de la justicia penal por ser menor de catorce años, no es posible su redención pasando unos años, pocos, entre rejas. Y no sería una pena de prisión, sino una medida, que la estupidez y blandenguería de la propia ley del menor principia por su lenguaje.

Cualquiera que se dé una vuelta por los juzgados de menores de este país comprenderá rápidamente, basta una mañana, que esa justicia juvenil no es justicia: su nula contundencia no infunde el más mínimo respeto a unos menores que acuden a esa liturgia en plan festivo, sabedores de que la respuesta judicial rara vez conllevará su privación absoluta de libertad. Una legión de educadores, pedagogos y otras especialidades del tipo cumbayá forman eso que se llama equipo técnico y que asesora a jueces y fiscales-toda una terna del gasto público-sobre el tierno infante, sus circunstancias vitales y la conveniencia o no de meterlo en cintura, lo que rara vez sucede, al menos de forma efectiva y dura.

Dice el gobierno que no está sobre la mesa rebajar la edad penal. Pocas cosas tiene este gobierno sobre la mesa que vayan más allá de parar un poco su propia descomposición, de ahí que algunos se conformen con que se modifique la ley para que la hostia de un padre a un hijo que se le pitorrea  una y otra vez quede fuera del ámbito penal. A fin de cuentas, la socialdemocracia imperante nos lleva a que penalmente se intervenga lo menos posible. Como en la justicia juvenil.

domingo, 19 de abril de 2015

Viejos y caídos ídolos



El gomierdo, o el Partido Popular, que tanto da que da lo mismo, ha decidido ponerse en plan freudiano y matar al padre en la figura de Rodrigo Rato. Bueno, en realidad y tras pasar Fraga a mejor vida, matar al padre sería liquidar a Josemari, pero con ése, de momento, no se atreven, limitándose a incordiarlo de vez en cuando con la toma de decisiones que parecen contravenir los principios de un partido que se refunda una y otra vez con esos actos de fin de semana que, parafraseando al Coronel Trautman sobre la dieta de Rambo, hacen vomitar a una cabra.

Pero la política tiene estas cosas, y con una campaña electoral que ya se ha iniciado con la obscenidad habitual, toca adoptar decisiones que gusten al vulgo, que demuestren que la autoridad competente es implacable en la lucha contra el fraude, salvo que éste sea el de los Pujol, que para esa banda se conforman con soltar a Sánchez Camacho y a la amante del Junior a que larguen cochinadas en un restaurante. Si luego la fotografía de Don Rodrigo entrando en un coche policial da más votos a la extrema izquierda de Potemos y la monja loca, dirán los díscolos, cada vez menos en esa banda, que el gomierdo no sabe comunicar y que los experimentos mejor con gaseosa.


Pero una vez caído el ídolo de antaño, qué imagen la de la mano del policía acogotando al ex ministro, bueno sería que se ajustarán cuentas con una cierta, mínima objetividad. El milagro económico de Aznar y Rato fue incubar con mimo la burbuja inmobiliaria, y a la vista están los resultados, si bien los palmeros, que todavía quedan parapetados en la nostalgia, nos dirán que sus medidas falsamente liberales nos llevaron  a la gloria. Y qué hay, Don Rodrigo, de la gloria al infierno. Nada, un paso, y en ello estamos.  

jueves, 16 de abril de 2015

Odia el delito



Tiempo hacía que no había motivo para dar un meneo a la máxima socialdemócrata en materia penal, tanto que ya me embargaba una melancolía un poco insoportable. Viene esta vez la cosa de la mano del juez Castro, no el de la Infanta sino el de vigilancia penitenciaria, el mismo que ya tuvo su papelito en la suelta del finado Bolinaga. No es la primera vez que el etarra Urrusolo sale con un permiso pero sí llama la atención que el ropón use el mismo lenguaje que usaría un Pernando Barrena cualquiera: interés en la resolución del conflicto. ¿Y cómo se articula ese interés? Valentín Lasarte se paseaba en sus permisos con una mujer poco agraciada y un niño que no era suyo en un carrito: la fea y el tierno infante como redentores de la desdichada humanidad. Nada que ver con el díscolo Bolo, que andaba todo el día de bares dándole al Rioja sin propósito alguno de enmienda, provocando sólo la pena de Rajoy, que con su indolencia habitual decía que lo veía muy flaco.

Castro nos dice que Urrusolo lleva largo tiempo reflexionando, pero sin indicar a qué conclusiones ha llegado, y que allí dentro participa en toda clase de actividades, incluyendo las lúdicas, lo que bien podría ser un eufemismo para no decir abiertamente que el penado juega al mus en sus ratos libres, que en una prisión deben de ser todos. A tenor de la amnesia que sufre el veterano terrorista, no parece que la resolución del conflicto vaya a venir por su colaboración con la justicia para esclarecer los viejos crímenes de aquellos que fueron sus cómplices, pero eso no es obstáculo para que el hombre disfrute de un permiso preparatorio para la vida en libertad, que su pareja sentimental está en la misma situación. Mutatis mutandi, el ropón Castro tiene claro que la realidad no va a estropearle un buen auto. Además, el conflicto, si no resuelto, al menos está olvidado.
  

martes, 14 de abril de 2015

Aquellos polvos



Todo es patético y obsceno en el caso de los presuntos malos tratos del que fuera ministro del ramo en la época del zapaterismo. No hay caso, se desgañita López Aguilar como si en vulgar reality retozase mientras debe entregar-ay, la liturgia de la imputación y la tolerancia cero-el carné del partido que alumbró una de las leyes más infames de la socialdemocracia española. Y si bien la ley es una porquería, nefasta hasta en su nombre, hay que reírse con los tertulianos de guardia y su afirmación obscena de que es una ley que invierte el principio de la carga de la prueba en el proceso penal: se sigue presumiendo la inocencia como se presume que el tertuliano es un idiota mal informado.

Con López Aguilar brilla con luz propia el titular de que esta historia de celos, si acaba en un archivo, es justicia poética, de que él fue aquel prócer que sentenció que el fin justificaba los medios y que nada pasaba si se colaban muchas denuncias falsas con la finalidad de sacar tajada en un proceso matrimonial. Pero el ex ministro ya ha triunfado en un aspecto que no es baladí: su fuero especial, su privilegio sin igual al que no parece dispuesto a renunciar, le ha evitado el trance de ser detenido, o casi, para declarar sobre lo que en su día dijeron unos vecinos a la policía. Las plañideras aseguran que ya se ha acabado su carrera política. Pura filfa: ¿quién tiene hoy día recorrido político en el PSOE?

domingo, 12 de abril de 2015

Ruta y balance




Decía días atrás que me gustan las crónicas viajeras, pero no me veo muy capacitado para un género que considero meritorio por lo que tiene de complicado, ya que impone al cronista la obligada tarea, si no quiere cansar al lector, de plasmar la realidad, y sobre todo la ruta, a vista de pájaro. Pero el amigo Tolerancio me insistió en dejar cuatro pinceladas de una escapada breve, cuatro días por tierras de Navarra y Guipúzcoa. Así que cumpliremos con la exigencia, que no trámite, para que no se diga.

Estella, a tiro de piedra de Pamplona por buena carretera, es ciudad monumental cargada de historia y bien cuidada, limpia y con rincones muy vistosos que lo mismo acoge a turistas de hotel y restaurante, como era nuestro caso, que a peregrinos camino de Santiago. Como curiosidad, anda por ahí y bien conservada, y con su pertinente placa, la casa donde nació Julio Ruiz de Alda, héroe de una gesta que casi nadie recuerda, tal vez por formar parte de una memoria histórica nada legislada. Anécdota ya contada la vivida con una anciana carlistona y una morisma que no era de su agrado, lástima no haberla grabado en vídeo como prueba de una España inmortal que se resiste a ser enterrada bajo el manto de la estupidez y la hipocresía.


En Pamplona, a la espera de la cita taurina de cada año, se eleva la gastronomía a una especie de categoría religiosa, no en vano mujeres de cierta edad salen de misa y se abren hueco a codazos en barras atestadas en busca de vino y condumio. Grandes bares, bonitos, limpios, y un repertorio impresionante de pinchos, si bien los entendidos, que no lugareños, aseguran que son mejores los que se ofrecen en las tres provincias vascas, por no hablar de restaurantes para todos los gustos y bolsillos. El día anterior a esa parada, visita a Olite, una Navarra diferente, más castellana, y como tal con un castillo impresionante cuya visita concitaba enormes colas para aquellos que no habían madrugado en una mañana soleada y que mojaban la espera en unas terrazas próximas llenas hasta la bandera. 



Llegado el Domingo de Resurrección, fiesta nacionalista de la patria vasca, se imponía dar una vuelta por Leiza, en el límite con Guipúzcoa, auténtico territorio comanche al que se llega por la célebre autovía de Leizarán, aquella que tan alto coste tuvo en todos los sentidos. Ventanas y balcones con la bandera vasca, pero da la impresión que por allí siempre es Aberri Eguna y las banderas volverán a estar mañana y pasado, aunque la nota discordante y rebelde la ofrece un balcón con la bandera de Navarra donde un paisano fuma un cigarrillo mientras mira un cielo gris que todavía no descarga, ni lo hará, con aquello que amenaza. La hora temprana exige un tentempié y se escoge el primer bar disponible, se come y se bebe a precio barato y no se percibe ninguna hostilidad hacia el visitante, incluso las camareras cambian el registro al castellano con facilidad y soltura. Las paredes pintadas del pueblo recuerdan al Belfast de los 70 y 80, un anacronismo como cualquier otro que invita a una reflexión para la que no se dispone de mucho tiempo y que tampoco llevaría a ninguna parte.

Era un salto inevitable pasar el límite guipuzcoano en busca de una buena mesa, de ahí que se optase por Tolosa, y es en esa plaza donde llama la atención que la fiesta nacionalista no se celebre ni con banderas en balcones ni con actos de ninguna clase, incluso es poca la gente que anda por unas calles dominadas por el silencio. De vuelta a Estella se toma una ruta diferente, con la ascensión a un puerto, comarca de La Barranca, desde el que se divisa un paisaje fantástico que invita a un regreso algún día no muy lejano.

miércoles, 8 de abril de 2015

Sin corrección política ni religiosa



Una escapada por tierras de Navarra y Guipúzcoa me sirvió para tener como base de operaciones la histórica localidad de Estella, también conocida como Lizarra, durante estos días de Semana Santa. No enredaré con una crónica de viajes, género complicado para el que no me siento muy inspirado, así que me limitaré a recomendar la visita a una ciudad monumental que por muchas razones merece la pena: atrévanse a descubrirla. Pero sí que contaré una anécdota que a un servidor y a los dos amigos que le acompañaban llenó de sorpresa primero y de buenas risas después.

Pasando junto al Museo del Carlismo, que ya es casualidad, escucharon los viajeros la voz airada de una mujer mayor, quizá más de setenta años aventuraba su aspecto, que les seguía por una de las calles más emblemáticas del pueblo. Que se vayan a su país, qué faltan nos hacen y por qué tienen que rezar debajo de mi casa, eran las expresiones que acompañaban su gesto adusto y que decía a su acompañante, un hombre bastante más joven que de alguna forma intentaba aplacar su ira. Tras adelantarnos con su paso ligero, pudimos descubrir el motivo de tamaño enfado: junto a su casa, unos metros más abajo, se concentraban unos cuantos musulmanes, todos hombres, en lo que tenía pinta de ser una de esas mezquitas que ya forman parte del paisaje nacional y que demuestran lo tolerantes que somos. Cuando no son los indios los que la lían, sois vosotros, joder, blasfemó antes de meterse en su portal y dejar a los orantes con la irrefutable sensación de que no todo es falsa tolerancia y correcciones variadas por esas tierras donde antaño guerreaban el cura Santa Cruz y su partida.


jueves, 2 de abril de 2015

Informe secreto



Hace tiempo que descubrí que sólo hay una cosa más torpe e inútil que un tipo del Partido Popular, y es otro tipo del Partido Popular. Las gentes de la calle Génova han elaborado un informe sobre Albert Rivera, el enemigo a batir una vez que los rojillos de Podemos van pinchando en la intención de voto gracias-ay, el marxismo-a sus propias contradicciones. Se ignora quién ha elaborado ese dossier, o cuánto ha cobrado por la hazaña, y si lo ha hecho en A o B, que estas gentes tienen una querencia innata por la oscuridad en materia tributaria, pero lo único cierto es que hay que estar muy mal de moral para buscar votos atacando a un tipo de centro izquierda cuando se presume que tú eres de derechas. O no, quién sabe, que ya dijo Mariano que en su casa no cabían ni liberales ni conservadores, por lo que a buen seguro estamos ante una traición del subconsciente.

Rivera, además de tirarse pedos-presunción iuris et de iure-y tener alguna multa de tráfico por exceso de velocidad-presunción iuris tantum-, es abortista, anticlerical y partidario de legalizar la marihuana, asevera el informe, detalles todos, incluyendo los pedos y las multas, que lo hermanan con muchos cargos, militantes y votantes del PP. Donde no se cargan mucho las tintas, o nada, es en el hecho incuestionable de que el líder de Ciudadanos, como Rajoy, Montoro y el señor que aparca los coches en Génova 13, es un socialdemócrata de manual que viene con la idea de mucha obra social a costa del contribuyente. Y es un error de bulto, pues mejor acusar al enemigo de plagio que perder el tiempo con el siempre poco vistoso argumento ad hominem.