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jueves, 27 de marzo de 2014

Dialoguen, pues



Parece que ha cundido un cierto alborozo entre los defensores de la unidad nacional  con la sentencia del Tribunal Constitucional que tumba la declaración de soberanía del parlamento catalán: era lo obvio, por lo que no parece que uno deba aplaudir con mucho entusiasmo un fallo que tampoco exige para su deliberación y elaboración ser un jurista de reconocido prestigio. Pero otra cosa es cómo ese fallo se redacta, o la letra pequeña que contiene su fundamentación jurídica: a fin de cuentas, estamos ante un Tribunal con marcada vocación política que en este caso ha querido seguir fiel a su tradición.

Porque es un absurdo, una perogrullada, afirmar que la Constitución puede reformarse y cuáles son los cauces para ello: el diálogo político, natural y principalmente, y luego que vote la plebe, si bien antes, como condición impepinable, se sanciona por sus señorías que la aspiración nacionalista catalana por decidir su futuro es legítima. Como la de Quintanilla de Onésimo, ni más ni menos. Cuántas alforjas para ese viaje: ese fallo, en lugar de redactarlo una señora puesta por la cuota nacionalista y que cobra una pasta, también podría ser obra de Carlos Floriano, vivo ejemplo del pasteleo con los nacionalistas desde que el llorado Suárez nos trajo la democracia para que dejásemos de representar el cuadro de los estacazos de Goya.

Esta martingala, otra más del peronismo institucional que nos devora, recuerda mucho a la intrépida Gemma Nierga, vocera del progresismo que en una manifestación multitudinaria exhortaba a dialogar-ustedes que pueden-tras el asesinato de Ernest Lluch. Veremos qué nos depara el futuro, porque al final, en el contexto al que se refería la citada periodista, se acabó negociando, y mucho: a la vista están sus frutos en una parte de España, avalando ese mismo Tribunal aquella negociación y la legitimidad de cualquier aspiración política siempre que no se ampare-aseguraban muy ufanos-en la violencia. En eso andamos.

2 comentarios:

tolerancio dijo...


la llamada al diálogo del TC es estomagante. se trataba de dirimir si la declaración era o no legal y tenía cabida en la constitución. sobraba ese añadido de "dialoguen para cambiarla si es voluntad de las partes", pues que exista o no diálogo posterior, de besugos, no es cosa de dicho tribunal. Como si no se "ajuntan" nunca más.
siempre se cuela uno de esos guiños palanganeroides para agradar a los irritables e insaciables nacionalistas.

Oigan, señores del TC ¿puedo disparar con un bazooka contra los vecinos de enfrente que me atizan música salsa a todo volumen y a todas horas?... No, no es legal, no tiene cabida en la "Consti", pero si dialogan...

no sé yo qué tienen los nacionalistas que todo el mundo su "comodidad y encaje" procuran... ¿Cuándo se preocuparán magistrados y "tertulianos" en procurar el encaje de aquellos que pretendemos la supresión de las autonomías o cuando menos un "rescate competencial" de determinadas competencias en mala hora transferidas?...

¿Qué tienen los nacionalismo periféricos para que algunos procuren su "comodidad"?... sencillo: casi mil asesinatos sobre la mesa en las tres últimas décadas...

Reinhard dijo...

Es lo que hay, Tolerancio; el TC no es más que una herramienta del poder político que nos devora, de ahí que saque una sentencia que invita al pasteleo.

Hoy nos desayunamos con lo previsto: que el gomierdo tenderá su mano a los sediciosos con una mejora de la financiación, más dinero para consagrar una independència de facto. Y mientras, al ministro Wert recibiendo escupitajos de la clase política catalana, y ahí entra la siempre pestilente Iglesia.

No quiero colgarme unas medallas que son las de la infamia, pero antes de que llegasen estos fulanos del PP ya dije que venían a rematar lo que había iniciado Zapatero.

Qué país, Miquelarena.