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domingo, 12 de febrero de 2012

Revolucionarios



De todos los gritones que acompañan al gran prevaricador en su vía crucis judicial, paniaguados que ponen en manos de perroflautas, marujas y jubilados las pancartas que tildan de fascistas a los ropones del Tribunal Supremo, destaca especialmente el ex fiscal Carlos Jiménez Villarejo, un tipo cuya incontinencia verbal está permanentemente, y a partes iguales, al servicio de la estupidez y el sectarismo, de la falacia y la manipulación.

Muchos verán en él a un representante de esa izquierda extrema que todavía no se ha enterado de la caída del Muro de Berlín, pero el carácter revolucionario de Don Carlos es de otra índole: si para tomar posesión de su cargo como fiscal, al inicio de la década de los sesenta, juró los principios fundamentales del Movimiento Nacional, no hay duda de que estamos ante un falangista de la vieja guardia, de aquellos que ganaron la guerra pero perdieron la paz, los mismos que hoy, de la mano de los indignados por la crisis, siguen afirmando que la revolución todavía está pendiente. Auténtico Villarejo.

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