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lunes, 28 de junio de 2010

Camaradas


Fuero del Trabajo

Renovando la tradición católica de justicia social y alto sentido humano que informó la legislación de nuestro glorioso pasado, el Estado asume la tarea de garantizar a los españoles la Patria, el Pan y la Justicia.
Para conseguirlo atendiendo, por otra parte, a robustecer la unidad, libertad y grandeza de España acude al plano de lo social con la voluntad de poner la riqueza al servicio del pueblo español, subordinando la economía a la dignidad de la persona humana, teniendo en cuenta sus necesidades materiales y las exigencias de su vida intelectual, moral, espiritual y religiosa.
Y partiendo de una concepción de España como unidad de destino, manifiesta, mediante las presentes declaraciones, su designio de que también la producción española, en la hermandad de todos sus elementos, constituya una unidad de servicio a la fortaleza de la Patria y al bien común de todos los españoles.
El Estado español formula estas declaraciones, que inspiraran su política social y económica, por imperativos de justicia y en el deseo y exigencia de cuantos habiendo laborado por la Patria forman, por el honor, el valor y el trabajo, la más adelantada aristocracia de esta era nacional. Ante los españoles, irrevocablemente unidos en el sacrificio y en la esperanza, declaramos:...

Días atrás, en una de esas tediosas jornadas que sólo el parlamento puede ofrecer, se producía una situación extraña, anormal allí donde siempre reina el prietas las filas: el camarada Alonso exhortaba al camarada Gutiérrez a votar a favor de la derogación del Fuero del Trabajo como último y definitivo paso- ahora que ya no quedan estatuas ecuestres que derribar- en la liquidación del franquismo y sus instituciones. Gutiérrez, posiblemente el último camarada, decidía abstenerse y romper, al menos un poquito, la disciplina de voto y partido, quizá por añoranza de un pasado combativo en las barricadas de la burocracia, quizá por no querer cepillarse tan exhaustiva protección al trabajador. Malos tiempos, camarada Gutiérrez, para la lírica.

4 comentarios:

Yeager dijo...

Don Reinhard.
Su post me reafirma en la idea -por mucho que le disguste a Don Chippewa- de que Franco no era más que otro socialdemócrata blandiblub. Algo parecido a Marianito Fumapuros.

Mire, si no, cómo eran las condiciones laborales en el "Paraíso de los Trabajadores":

El artículo 58 del Código Penal de la Unión Soviética, vigente desde 1920 hasta 1991, recogía varias tipologías del delito de "atentado contra el Pueblo y el Estado Soviético", entre las que se encontraban: el "sabotaje" y "la convocatoria y participación en huelgas". Delito que se castigaba con penas de varios años de trabajos forzados en el Gulag o, incluso, con la conocida cómo "doce gramos" (fusilamiento, o tiro en la nuca en los sótanos de la Lubyanka).

Y no queda ahí la cosa: según Decreto de 1940, pasan a tipificarse también como delito actividades tales como pequeños hurtos en el centro de trabajo, la embriaguez durante la jornada laboral, e incluso, el retraso superior a 20 minutos sobre la hora de comienzo misma. Todo lo cual se purgaba con una estancia mínima de seis meses en un campo de trabajo.

Ante semejantes muestras de la "Justicia Revolucionaria Socialista", queda patente la tremenda crudeza de la sanguinaria represión franquista contra la clase proletaria española.

Reinhard dijo...

Bueno, bueno, Don Yeager, trae usted el famoso art. 58, o una parte del mismo, que tan bien glosó aquel Aleksandr del Archipiélago.
Sobre el carácter socialdemócrata del franquismo, creo que pocas dudas hay: la legislación laboral, la sanidad pública universal, el sistema de pensiones, la legislación en materia de vivienda..De ahí la abstención del camarada Gutiérrez.

Yeager dijo...

Muy cierto, Don Reinhard.
El famoso artículo 58. Redactado por el mismísimo Lenin..., y tan desconocido por nuestros queridos "Marxistas-Leninitas". Tan cultos ellos, tan intelectuales y "comprometidos" con la "justicia social" y la "lucha obrera".
No en vano les calificaba el Padrecito José como "tontos útiles".

Reinhard dijo...

Es curiosa, Don Yeager, la obsesión soviética por el sabotaje: ahí está, presente en todo, hasta en el significado de la palabra Cheka.